Las rías gallegas son uno de los ecosistemas marinos de
mayor diversidad biológica del planeta y constituyen una de las
peculiaridades de la geografía de Galicia. Estos largos brazos de
mar que se adentran en la tierra, definen el paisaje y la idiosincrasia
de Galicia, que atesora a lo largo de sus 1.498 kilómetros de costa
más de 700 playas enclavadas en maravillosos parajes naturales y
pueblos, con una rica gastronomía y una cultura milenaria siempre
vinculada al mar. Las rías deben su nombre al geógrafo y geólogo
alemán Ferdinand von Richthofen, tío del famoso Barón Rojo,
que así las bautizó en 1886, durante el viaje que realizó alrededor
del mundo para estudiar los distintos tipos de costa. El factor
determinante de la formación de las rías gallegas fue la subida del
mar como consecuencia de la fusión del agua de los polos.
Tradicionalmente, las dieciséis rías gallegas se dividen en Rías
Baixas y Rías Altas, según su posición respecto a Fisterra como
punto más occidental de Galicia. Las Rías Baixas son seis:
Ría de Concurbión, Ría de Muros e Noia, Ría de Arousa, Ría de
Pontevedra, Ría de Aldán y Ría de Vigo, y ocupan la costa oeste de
la provincia de A Coruña y casi todo el litoral de la de Pontevedra,
desde cabo Fisterra hasta la ría de Vigo. Son las más antiguas
-se formaron hace 110 millones de años- y crean suaves arenales
que invitan al sosiego. Las Rías Altas son diez: Ría do Burgo o
Ría de A Coruña, Ría de Betanzos, Ría de Ares, Ría de Ferrol, Ría
de Cerdeira, Ría de Ortigueira, Ria de Ares e Betanzos, Ría do
Barqueiro, Ría de Viveiro, Ría de Foz y Ría de Ribadeo, y ocupan la
parte norte y noroeste de la provincia de A Coruña y toda la costa
de Lugo, limitando con Asturias al este y con el cabo de Finisterre
al sur. Son mucho más jóvenes -solo tienen 24 millones de años y
sus playas son abiertas y bravas, expuestas a la acción del mar.